domingo, agosto 20, 2006

Terrorismo religioso

Interesante nota encontrada en el diario chileno Llanquihue (publicada el 24 de mayo de 2002):

Históricamente, la Tora, la Biblia, y el Corán, han producido guerras, crímenes, impiedades, y lamentos. Pero mientras en la actualidad el cristianismo propugna la paz —y el judaísmo busca lo mismo— el islamismo ha endurecido su interpretación del Corán, y ahora no sólo recomienda matar al disidente y al que sigue a otro dios, sino también al que no se pliega a su lucha.

El abandono y menoscabo en que los musulmanes manejan a sus mujeres y la consiguiente falta de atractivo de ellas, los mantiene con una tremenda insatisfacción sexual, por lo que les resulta altamente apetecible el premio que su religión ofrece a los que mueran por la causa islámica: 70 vírgenes para disfrutarlas en el cielo por toda la eternidad.

Así como hay tantas cosas que jamás he podido comprender de las demás religiones, tampoco ha podido serme aclarado por ningún musulmán, si esas vírgenes continuarán siéndolo a pesar de cumplir una y otra vez su cometido sexual con los héroes, o si a medida que éstos vayan usándolas, irán siendo reemplazadas por nuevas doncellas. Si el caso fuese el primero, milagro de milagros en torno a la virginidad a toda prueba, pero si fuere el último, ¿qué hará Alá con tanta virgen obsoleta que con el transcurso de los siglos podrán sumar millones de hembras rechazadas?

Tal como Su Santidad el Papa ha dispuesto tolerancia cero con los sacerdotes que abusen sexualmente de los niños y jóvenes confiados a su educación o guía espiritual —lo que sin duda enaltece al pontífice romano— así también los gobernantes y dirigentes del mundo civilizado deberían alinearse férreamente en la tolerancia cero al terrorismo y dejar de andar teniendo como pobres víctimas de la necesaria represión, a los pueblos, gobiernos y líderes políticos y religiosos que sean incapaces o no deseen realmente erradicar de sus comunidades el terrorismo, y neutralizar de una u otra forma a sus supuestos héroes inscritos en el fanatismo y la locura.

Urge reconocer y delimitar los dos estados en esos territorios: el judío y el palestino, pero también urge, y yo diría que con no menos apremio, acabar con el terrorismo, que de otro modo y por causa de su implacable odio, seguirá atacando a la población civil israelí —así como de cualquier otro país del mundo— y enarbolará a través de sus organismos de fachada internacional, los tan manoseados estandartes de verdad y justicia, no a la impunidad, etc., para perseguir pero sólo a los líderes del bando contendor que debió defenderse de ellos. Lamentablemente, las violaciones a los derechos humanos son inherentes a este tipo de luchas, en cualquier lugar y país en que hayan tenido que darse y de otro modo sencillamente se pierde la lucha contra el terrorismo, que por su parte no respeta ningún derecho ni convención.


Por Raúl Hermosilla Hanne