Entrevista a Bernard Lewis (experto en Islam)
Alexandra Farkas
NUEVA YORK.- Bernard Lewis ya lo pronosticó en un artículo titulado «August 22», publicado en The Wall Street Journal el 8 de agosto. Este ilustre profesor de Princeton , considerado uno de los mejores expertos en el Islam, escribió que «el fin del mundo podría llegar el próximo 22 de agosto».
Pregunta.- ¿Por qué cree que el complot desarticulado el jueves podría ser la catástrofe anunciada en aquel artículo premonitorio?
Respuesta.- Lo creo por dos motivos: el primero es la magnitud sin precedentes de la trama terrorista, que supera a la del 11 de Septiembre. El segundo es la fecha. El 22 de agosto es un aniversario religioso, representa un punto de inflexión en la vida de Mahoma.
P.- ¿Qué ocurrió en esa fecha?
R.- Corresponde al 27º día del mes de Rajab del año 1427. Según la tradición, ésa es la noche en que los musulmanes conmemoran el vuelo nocturno del profeta Mahoma a lomos del caballo alado Buraq, primero de la Meca a Jerusalén, luego hasta el cielo y de nuevo a la tierra.
P.- ¿El peligro ya ha pasado?
R.- En absoluto. El riesgo persiste; no debemos olvidar que, en el calendario religioso musulmán, el día empieza al anochecer. Las horas más peligrosas son las que van de la noche del 21 a la mañana del 22.
P.- ¿Cree que Al Qaeda está detrás de todo esto?
R.- Yo diría que los terroristas de Al Qaeda, Hizbulá, Irán y Siria se han unido para urdir un plan único y apocalíptico cuyo objetivo es acabar con Israel y Occidente.
P.- ¿Y tienen posibilidades de conseguirlo?
R.- El riesgo es muy alto. Nuestros enemigos son hombres resueltos y sin escrúpulos, completamente volcados en su voluntad de destruirnos. Ellos creen en sí mismos y en lo que están haciendo, mientras que nosotros carecemos de esa convicción. Estamos pagando la crisis moral de Occidente con una mezcla explosiva de corrección política, complejo de culpa liberal y multiculturalismo. Me refiero, sobre todo, al caso de Europa.
P.- ¿Qué quiere decir exactamente?
R.- En el Viejo Continente, el islam goza de una inmunidad crítica que la cristiandad ha perdido y el judaísmo nunca ha poseído. No podemos permanecer impasibles ante semejante desequilibrio.
P.- ¿Qué puede hacer Occidente para desviar el peligro?
R.- Lo primero que debe hacer es reconocerlo como lo que es; hay demasiada gente que lleva una venda en los ojos, y ya es hora de que se la quiten. Me refiero sobre todo a la izquierda, que aquí, en América, también tiene esa tendencia a bajar la guardia frente a la amenaza de terroristas, y está dispuesta a entregarles todo Oriente Próximo.
P.- ¿Están haciendo todo lo que pueden los moderados islámicos?
R.- Lo bueno es que, actualmente, los moderados islámicos son mayoría. Lo malo es que corren enormes peligros y que la minoría radical, más enérgica y decidida, sigue neutralizándolos.
P.- ¿Existe algún remedio para detener el radicalismo islámico?
R.- La única forma es la libertad. La inmensa mayoría de los países islámicos sigue gobernada por tiranos. Son regímenes autocráticos devastados por graves dificultades socioeconómicas, que constituyen un terreno fértil para la proliferación del terror. Nuestro reto consiste en mitigar esos problemas.
P.- ¿Bastaría con la emancipación económica?
R.- No, lo más importante es la emancipación política. Mire lo que está sucediendo en Irak, donde el intento de establecer el primer gobierno democrático estaba funcionando. La perspectiva de un Irak realmente libre aterrorizó a los tiranos de los países limítrofes, que han intentado impedirlo a toda costa. Y, desgraciadamente, lo están consiguiendo.
P.- ¿Ha sido un error creer que la democracia podía exportarse?
R.- Vamos a ver... La revolución debe empezar desde abajo, pero nosotros podemos aportar cierta ayuda. Es lo que sucedió en Italia al final de la Guerra Mundial: los italianos transformaron su país, pero nosotros les echamos una mano.
P.- Actualmente, el 60% de los estadounidenses se declara contrario a esta guerra.
R.- Sin el Ejército estadounidense, Sadam Husein aún estaría en el poder. Mussolini y Hitler fueron derrotados gracias a los aliados. Repito: nosotros allanamos el camino hacia una democracia italiana deseada por los italianos. En Irak puede suceder lo mismo.
P.- ¿Se siente optimista al respecto?
R.- Hay dos vías posibles. La primera es que los iraquíes, con nuestra ayuda, consigan una sociedad abierta y democrática que aporte paz y prosperidad a Oriente Próximo. La segunda es que fracasemos y que ganen los tiranos y los terroristas. Si es así, será una verdadera catástrofe: Occidente y el islam se destruirán mutuamente y el futuro se convertirá en un duelo entre India y China, y quizá Rusia. Créame, tenemos que liberarlos, porque, si no, nos destruirán.
* Profesor en Princeton y experto en Islam
Corriere della Sera / EL MUNDO
Gentileza:R . Vaich
Porisrael
www, porisrael.org
NUEVA YORK.- Bernard Lewis ya lo pronosticó en un artículo titulado «August 22», publicado en The Wall Street Journal el 8 de agosto. Este ilustre profesor de Princeton , considerado uno de los mejores expertos en el Islam, escribió que «el fin del mundo podría llegar el próximo 22 de agosto».
Pregunta.- ¿Por qué cree que el complot desarticulado el jueves podría ser la catástrofe anunciada en aquel artículo premonitorio?
Respuesta.- Lo creo por dos motivos: el primero es la magnitud sin precedentes de la trama terrorista, que supera a la del 11 de Septiembre. El segundo es la fecha. El 22 de agosto es un aniversario religioso, representa un punto de inflexión en la vida de Mahoma.
P.- ¿Qué ocurrió en esa fecha?
R.- Corresponde al 27º día del mes de Rajab del año 1427. Según la tradición, ésa es la noche en que los musulmanes conmemoran el vuelo nocturno del profeta Mahoma a lomos del caballo alado Buraq, primero de la Meca a Jerusalén, luego hasta el cielo y de nuevo a la tierra.
P.- ¿El peligro ya ha pasado?
R.- En absoluto. El riesgo persiste; no debemos olvidar que, en el calendario religioso musulmán, el día empieza al anochecer. Las horas más peligrosas son las que van de la noche del 21 a la mañana del 22.
P.- ¿Cree que Al Qaeda está detrás de todo esto?
R.- Yo diría que los terroristas de Al Qaeda, Hizbulá, Irán y Siria se han unido para urdir un plan único y apocalíptico cuyo objetivo es acabar con Israel y Occidente.
P.- ¿Y tienen posibilidades de conseguirlo?
R.- El riesgo es muy alto. Nuestros enemigos son hombres resueltos y sin escrúpulos, completamente volcados en su voluntad de destruirnos. Ellos creen en sí mismos y en lo que están haciendo, mientras que nosotros carecemos de esa convicción. Estamos pagando la crisis moral de Occidente con una mezcla explosiva de corrección política, complejo de culpa liberal y multiculturalismo. Me refiero, sobre todo, al caso de Europa.
P.- ¿Qué quiere decir exactamente?
R.- En el Viejo Continente, el islam goza de una inmunidad crítica que la cristiandad ha perdido y el judaísmo nunca ha poseído. No podemos permanecer impasibles ante semejante desequilibrio.
P.- ¿Qué puede hacer Occidente para desviar el peligro?
R.- Lo primero que debe hacer es reconocerlo como lo que es; hay demasiada gente que lleva una venda en los ojos, y ya es hora de que se la quiten. Me refiero sobre todo a la izquierda, que aquí, en América, también tiene esa tendencia a bajar la guardia frente a la amenaza de terroristas, y está dispuesta a entregarles todo Oriente Próximo.
P.- ¿Están haciendo todo lo que pueden los moderados islámicos?
R.- Lo bueno es que, actualmente, los moderados islámicos son mayoría. Lo malo es que corren enormes peligros y que la minoría radical, más enérgica y decidida, sigue neutralizándolos.
P.- ¿Existe algún remedio para detener el radicalismo islámico?
R.- La única forma es la libertad. La inmensa mayoría de los países islámicos sigue gobernada por tiranos. Son regímenes autocráticos devastados por graves dificultades socioeconómicas, que constituyen un terreno fértil para la proliferación del terror. Nuestro reto consiste en mitigar esos problemas.
P.- ¿Bastaría con la emancipación económica?
R.- No, lo más importante es la emancipación política. Mire lo que está sucediendo en Irak, donde el intento de establecer el primer gobierno democrático estaba funcionando. La perspectiva de un Irak realmente libre aterrorizó a los tiranos de los países limítrofes, que han intentado impedirlo a toda costa. Y, desgraciadamente, lo están consiguiendo.
P.- ¿Ha sido un error creer que la democracia podía exportarse?
R.- Vamos a ver... La revolución debe empezar desde abajo, pero nosotros podemos aportar cierta ayuda. Es lo que sucedió en Italia al final de la Guerra Mundial: los italianos transformaron su país, pero nosotros les echamos una mano.
P.- Actualmente, el 60% de los estadounidenses se declara contrario a esta guerra.
R.- Sin el Ejército estadounidense, Sadam Husein aún estaría en el poder. Mussolini y Hitler fueron derrotados gracias a los aliados. Repito: nosotros allanamos el camino hacia una democracia italiana deseada por los italianos. En Irak puede suceder lo mismo.
P.- ¿Se siente optimista al respecto?
R.- Hay dos vías posibles. La primera es que los iraquíes, con nuestra ayuda, consigan una sociedad abierta y democrática que aporte paz y prosperidad a Oriente Próximo. La segunda es que fracasemos y que ganen los tiranos y los terroristas. Si es así, será una verdadera catástrofe: Occidente y el islam se destruirán mutuamente y el futuro se convertirá en un duelo entre India y China, y quizá Rusia. Créame, tenemos que liberarlos, porque, si no, nos destruirán.
* Profesor en Princeton y experto en Islam
Corriere della Sera / EL MUNDO
Gentileza:R . Vaich
Porisrael
www, porisrael.org
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