Masacre manipulada
Encontré este interesante artículo en el blog http://medioriente.wordpress.com.
Agosto 13th, 2006 medioriente--> por Robert Spencer2006-08-13 12:53:00
“El ataque aéreo israelí contra la aldea libanesa de Qana la mañana del domingo hizo más que matar a 57 civiles”, dice Jefferson Morley en el Washington Post. “Según un amplio abanico de comentarios en los medios internacionales, inflamó la ya hirviente opinión pública del mundo árabe contra Israel, minó el poco apoyo a Estados Unidos que había entre el pueblo libanés, y arrojó luz sobre la continuada incapacidad de Israel y Estados Unidos de lograr su objetivo de debilitar a Hezbolá de manera decisiva”. El Hindustan Times editorializaba que “con Qana, uno siente que la definición de los israelíes de ‘daño colateral’ ha comenzado a guardar parecido con la de la misma organización terrorista que intenta destruir”. En una concentración en los exteriores del edificio del Departamento de Estado por “la masacre de Qana”, manifestantes izquierdistas cantaban, “Hey, Rice! What do you say? How many kids have you killed today?”; “Israel Out of Lebanon! Ceasefire, Now”; y “Shame! Shame! Shame, on you!” Un musulmán australiano en Qana decía al Herald Sun de Australia: “Diría que han muerto unos cuantos centenares. Esto no es guerra, es genocidio”.
Excepto por un pequeño detalle: está quedando cada vez más claro que “la masacre de Qana” fue una representación teatral de producciones Hezbolá, diseñada precisamente para prender el sentimiento internacional contra Israel y obligar a los israelíes a aceptar un alto el fuego que permita al grupo terrorista jihadista ganar algo de tiempo para recobrarse de los ataques israelíes. Algunas de las principales pruebas de esto:
• El bombardeo israelí tuvo lugar cerca de medianoche, pero la casa donde estaban reunidos los civiles se informa que no colapsó hasta las ocho de la mañana. El Brigadier General Amir Eshel, de las fuerzas aéreas israelíes, decía “me es difícil creer que habían esperado ocho horas para evacuarla”. En la práctica, que estos civiles libaneses no sólo permanecieran en la casa que había sido bombardeada ocho horas antes, sino que se fueran a dormir tranquilamente tras el bombardeo - puesto que aparentemente todas las víctimas estaban durmiendo cuando el edificio colapsó, a pesar del continuo bombardeo israelí en la zona - exige credulidad. Eshel sugería que “podría ser que en el interior del edificio se estuvieran guardando cosas que con el tiempo provocaran una explosión, cosas que no volaron en el ataque y que tal vez permanecieran allí” - en otras palabras, bombas y/o armamento de Hezbolá.
• Las fotografías de la operación de rescate, que fueron difundidas en todo el mundo y aparecieron en la portada del New York Times y de otros diarios importantes, son extremadamente sospechosas. El blog EU Referendum ha realizado una importante labor escrutando las fotografías, descubriendo numerosas anomalías. Más notablemente, la marca de la hora de las diversas fotografías sugiere que los mismos cadáveres fueron presentados a los reporteros en diferentes ocasiones, como si todas las veces estuvieran recién sacados de los escombros. En una refutación a esta acusación, David Bauder, de AP, afirma bastante convencido: “las páginas web pueden utilizar esos sellos para mostrar cuando se colocan las fotografías, no cuando se toman”. Responde Richard North de EU Referendum: “Observe sin embargo el uso de la palabra ‘puede’. Él no dice que ‘la marca de la hora’ esté equivocada”. EU Referendum también ha descubierto extrañas anomalías en las propias fotos: algunos empleados llevan claramente uniformes distintos en fotografías distintas, pero claramente llevan el mismo cadáver. Richard North comenta acerca de uno de estos empleados: “Requiere fe más allá del raciocinio argumentar que, camino de la ambulancia, se quitó el casco, su chaleco fluorescente y su chaqueta de prensa solamente para posar ante las cámaras poniendo el cadáver en el furgón - especialmente cuando se ve que el cadáver es puesto en la camilla - lo que significa que las escenas son completamente inconsistentes”.
• La existencia misma de estas fotografías plantea más cuestiones. En palabras de Israel Insider: “Mientras que Hezbolá y sus apologistas han estado afirmando que los civiles no pueden huir libremente de la escena debido a la destrucción israelí de puentes y carreteras, los periodistas y los equipos de rescate del cercano Tiro no han tenido problemas en llegar allí”.
• La página web libanesa cristiana LIBANOSCOPIO ha acusado a Hezbolá de escenificar todo el incidente con el fin de estimular los llamamientos a un alto el fuego, aplazando así su destrucción por parte de Israel y los planes libaneses de liberarse de la plaga terrorista: “Hemos sabido de una fuente fiable que Hezbolá, alarmado por el plan de Siniora, ha inventado el incidente que ayudaría a frustrar las negociaciones. Sabiendo completamente bien que Israel no dudará en bombardear objetivos civiles, los efectivos de Hezbolá desplegaron un lanzamisiles en el tejado de Qana y metieron niños con problemas mentales dentro, en un intento por provocar una respuesta por parte de la Fuerza Aérea israelí. De este modo, planean explotar la muerte de inocentes y frustrar la iniciativa de la negociación”.
• Según el académico alemán Matthias Küntzel, “el diario berlinés Tagesspiegel publicó una carta al editor del Dr. Mounir Herzalah, un chi’í procedente del sur del Líbano. El Dr. Herzalah cuenta cómo los terroristas de Hezbolá llegaron a su ciudad, excavaron depósitos de municiones y después construyeron una escuela o una residencia directamente encima”. Escribía: “Riéndose, un jeque local me explicó que los judíos perdían de todas maneras: o bien porque se les dispara misiles o porque, si atacan el depósito de municiones, son condenados por la opinión pública mundial a cuenta de las muertes civiles”. Hezbolá, dice, utiliza a la población civil “como escudo humano primero y después como propaganda cuando están muertos”.
Mahoma, el profeta del islam, afirmaba que “la guerra es engaño”. Específicamente, enseñaba que mentir está permitido en batalla . Mientras que las doctrinas del engaño religioso (taqiyya y kitmán) se identifican sobre todo con el islam chi’í y son rechazadas presuntamente por los sunníes a causa de estar castigadas por el profeta, aún pueden encontrarse en las tradiciones que los musulmanes sunníes consideran fidedignas y que son practicadas por los salafistas. Los jihadistas hoy han hablado de la utilidad de las prácticas fraudulentas.
Los americanos y los occidentales no están habituados a tratar con engaños orquestados a gran escala de este tipo. Es hora de que sean reconocidos como munición de batalla, y una munición extremadamente potente en eso. Qana ha logrado ya en gran medida lo que se suponía que tenía que hacer. Ahora se encontrará entre las viñetas de Mahoma, Abú Ghraib, Guantánamo y todos los demás puntos focales útiles de agravio musulmán y un imán para el reclutamiento jihadista. La prensa occidental izquierdista dhimmi está feliz, puesto que ahora puede mostrar otra vez que Estados Unidos e Israel son culpables de las desgracias del mundo. Los mujahedínes están contentos porque la jihad y la Sharia avanzarán aún más. La única gente que no puede estar contenta con esto son los libaneses y los demás en primera línea de la jihad mundial.
¿Pero a quién le preocupan?
ROBERT SPENCER es director de Jihad Watch y autor de 5 libros, 7 monografías y numerosos artículos acerca del terrorismo islamista. Licenciado con honores en Estudios Religiosos por la Universidad de Carolina en Chapel Hill), lleva desde 1980 estudiando teología, derecho e historia islámicos en profundidad. Es adjunto de la Free Congress Foundation, y sus artículos acerca del islam aparecen en el New York Post, Washington Times, Dallas Morning News, el National Post de Canadá, FrontPage Magazine, WorldNet Daily, Insight in the News, Human Events o National Review Online entre otros. Entre sus textos se encuentran algunos de los libros más conocidos acerca del terrorismo islámico, como “El mito de la tolerancia islámica” (Prometheus Books, 2005. ISBN 1591022495), “La guía políticamente incorrecta del islam” (Regnery Publishing, 2005. ISBN 0895260131), o “El islam al descubierto: cuestiones preocupantes sobre la religión de mayor crecimiento del mundo” (Encounter Books, 2002. ISBN 1893554589).
Agosto 13th, 2006 medioriente--> por Robert Spencer2006-08-13 12:53:00
“El ataque aéreo israelí contra la aldea libanesa de Qana la mañana del domingo hizo más que matar a 57 civiles”, dice Jefferson Morley en el Washington Post. “Según un amplio abanico de comentarios en los medios internacionales, inflamó la ya hirviente opinión pública del mundo árabe contra Israel, minó el poco apoyo a Estados Unidos que había entre el pueblo libanés, y arrojó luz sobre la continuada incapacidad de Israel y Estados Unidos de lograr su objetivo de debilitar a Hezbolá de manera decisiva”. El Hindustan Times editorializaba que “con Qana, uno siente que la definición de los israelíes de ‘daño colateral’ ha comenzado a guardar parecido con la de la misma organización terrorista que intenta destruir”. En una concentración en los exteriores del edificio del Departamento de Estado por “la masacre de Qana”, manifestantes izquierdistas cantaban, “Hey, Rice! What do you say? How many kids have you killed today?”; “Israel Out of Lebanon! Ceasefire, Now”; y “Shame! Shame! Shame, on you!” Un musulmán australiano en Qana decía al Herald Sun de Australia: “Diría que han muerto unos cuantos centenares. Esto no es guerra, es genocidio”.
Excepto por un pequeño detalle: está quedando cada vez más claro que “la masacre de Qana” fue una representación teatral de producciones Hezbolá, diseñada precisamente para prender el sentimiento internacional contra Israel y obligar a los israelíes a aceptar un alto el fuego que permita al grupo terrorista jihadista ganar algo de tiempo para recobrarse de los ataques israelíes. Algunas de las principales pruebas de esto:
• El bombardeo israelí tuvo lugar cerca de medianoche, pero la casa donde estaban reunidos los civiles se informa que no colapsó hasta las ocho de la mañana. El Brigadier General Amir Eshel, de las fuerzas aéreas israelíes, decía “me es difícil creer que habían esperado ocho horas para evacuarla”. En la práctica, que estos civiles libaneses no sólo permanecieran en la casa que había sido bombardeada ocho horas antes, sino que se fueran a dormir tranquilamente tras el bombardeo - puesto que aparentemente todas las víctimas estaban durmiendo cuando el edificio colapsó, a pesar del continuo bombardeo israelí en la zona - exige credulidad. Eshel sugería que “podría ser que en el interior del edificio se estuvieran guardando cosas que con el tiempo provocaran una explosión, cosas que no volaron en el ataque y que tal vez permanecieran allí” - en otras palabras, bombas y/o armamento de Hezbolá.
• Las fotografías de la operación de rescate, que fueron difundidas en todo el mundo y aparecieron en la portada del New York Times y de otros diarios importantes, son extremadamente sospechosas. El blog EU Referendum ha realizado una importante labor escrutando las fotografías, descubriendo numerosas anomalías. Más notablemente, la marca de la hora de las diversas fotografías sugiere que los mismos cadáveres fueron presentados a los reporteros en diferentes ocasiones, como si todas las veces estuvieran recién sacados de los escombros. En una refutación a esta acusación, David Bauder, de AP, afirma bastante convencido: “las páginas web pueden utilizar esos sellos para mostrar cuando se colocan las fotografías, no cuando se toman”. Responde Richard North de EU Referendum: “Observe sin embargo el uso de la palabra ‘puede’. Él no dice que ‘la marca de la hora’ esté equivocada”. EU Referendum también ha descubierto extrañas anomalías en las propias fotos: algunos empleados llevan claramente uniformes distintos en fotografías distintas, pero claramente llevan el mismo cadáver. Richard North comenta acerca de uno de estos empleados: “Requiere fe más allá del raciocinio argumentar que, camino de la ambulancia, se quitó el casco, su chaleco fluorescente y su chaqueta de prensa solamente para posar ante las cámaras poniendo el cadáver en el furgón - especialmente cuando se ve que el cadáver es puesto en la camilla - lo que significa que las escenas son completamente inconsistentes”.
• La existencia misma de estas fotografías plantea más cuestiones. En palabras de Israel Insider: “Mientras que Hezbolá y sus apologistas han estado afirmando que los civiles no pueden huir libremente de la escena debido a la destrucción israelí de puentes y carreteras, los periodistas y los equipos de rescate del cercano Tiro no han tenido problemas en llegar allí”.
• La página web libanesa cristiana LIBANOSCOPIO ha acusado a Hezbolá de escenificar todo el incidente con el fin de estimular los llamamientos a un alto el fuego, aplazando así su destrucción por parte de Israel y los planes libaneses de liberarse de la plaga terrorista: “Hemos sabido de una fuente fiable que Hezbolá, alarmado por el plan de Siniora, ha inventado el incidente que ayudaría a frustrar las negociaciones. Sabiendo completamente bien que Israel no dudará en bombardear objetivos civiles, los efectivos de Hezbolá desplegaron un lanzamisiles en el tejado de Qana y metieron niños con problemas mentales dentro, en un intento por provocar una respuesta por parte de la Fuerza Aérea israelí. De este modo, planean explotar la muerte de inocentes y frustrar la iniciativa de la negociación”.
• Según el académico alemán Matthias Küntzel, “el diario berlinés Tagesspiegel publicó una carta al editor del Dr. Mounir Herzalah, un chi’í procedente del sur del Líbano. El Dr. Herzalah cuenta cómo los terroristas de Hezbolá llegaron a su ciudad, excavaron depósitos de municiones y después construyeron una escuela o una residencia directamente encima”. Escribía: “Riéndose, un jeque local me explicó que los judíos perdían de todas maneras: o bien porque se les dispara misiles o porque, si atacan el depósito de municiones, son condenados por la opinión pública mundial a cuenta de las muertes civiles”. Hezbolá, dice, utiliza a la población civil “como escudo humano primero y después como propaganda cuando están muertos”.
Mahoma, el profeta del islam, afirmaba que “la guerra es engaño”. Específicamente, enseñaba que mentir está permitido en batalla . Mientras que las doctrinas del engaño religioso (taqiyya y kitmán) se identifican sobre todo con el islam chi’í y son rechazadas presuntamente por los sunníes a causa de estar castigadas por el profeta, aún pueden encontrarse en las tradiciones que los musulmanes sunníes consideran fidedignas y que son practicadas por los salafistas. Los jihadistas hoy han hablado de la utilidad de las prácticas fraudulentas.
Los americanos y los occidentales no están habituados a tratar con engaños orquestados a gran escala de este tipo. Es hora de que sean reconocidos como munición de batalla, y una munición extremadamente potente en eso. Qana ha logrado ya en gran medida lo que se suponía que tenía que hacer. Ahora se encontrará entre las viñetas de Mahoma, Abú Ghraib, Guantánamo y todos los demás puntos focales útiles de agravio musulmán y un imán para el reclutamiento jihadista. La prensa occidental izquierdista dhimmi está feliz, puesto que ahora puede mostrar otra vez que Estados Unidos e Israel son culpables de las desgracias del mundo. Los mujahedínes están contentos porque la jihad y la Sharia avanzarán aún más. La única gente que no puede estar contenta con esto son los libaneses y los demás en primera línea de la jihad mundial.
¿Pero a quién le preocupan?
ROBERT SPENCER es director de Jihad Watch y autor de 5 libros, 7 monografías y numerosos artículos acerca del terrorismo islamista. Licenciado con honores en Estudios Religiosos por la Universidad de Carolina en Chapel Hill), lleva desde 1980 estudiando teología, derecho e historia islámicos en profundidad. Es adjunto de la Free Congress Foundation, y sus artículos acerca del islam aparecen en el New York Post, Washington Times, Dallas Morning News, el National Post de Canadá, FrontPage Magazine, WorldNet Daily, Insight in the News, Human Events o National Review Online entre otros. Entre sus textos se encuentran algunos de los libros más conocidos acerca del terrorismo islámico, como “El mito de la tolerancia islámica” (Prometheus Books, 2005. ISBN 1591022495), “La guía políticamente incorrecta del islam” (Regnery Publishing, 2005. ISBN 0895260131), o “El islam al descubierto: cuestiones preocupantes sobre la religión de mayor crecimiento del mundo” (Encounter Books, 2002. ISBN 1893554589).
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