lunes, enero 19, 2009

Guerra, paz e hipocresía

Link directo al artículo publicado por El País, Montevideo, Uruguay.
Por Julio Maria Sanguinetti.

Una vez más, la guerra en la frontera de Israel... Ahora no es en el Norte, como en 2006, cuando Hezbolá, un poder militarizado adentro de un débil Estado libanés, se aburrió de tirar misiles hacia el otro lado y llegó al secuestro y la muerte, obligando, finalmente, a la reacción militar del agredido. Hoy estamos en la frontera Sur, la de Gaza, liberada por Israel en el 2005, cuando se pensó que la paz podía alcanzarse comprándola con tierra y, al igual que en Sur del Líbano, retiró su ejército. En esta ocasión no se trata de Hezbolá sino de Hamas, distintos pero idénticos en el proclamado objetivo de la desaparición de Israel.

En su tiempo, Israel informó, reclamó, denunció. Nadie se molestó. Por supuesto, en el Sur del país se vivía bajo el terror permanente y a cada rato había que esconderse en refugios salvadores. Una vez y otra se advirtió, pero los muertos no eran muchos y eran israelíes, o sea los más poderosos, los aliados de los EE.UU. Y, naturalmente, nadie contestó. Hasta que un día hubo que detener la agresión, o por lo menos intentarlo, y los mismos que callaban saltaron como resortes a clamar por la paz, a organizar manifestaciones en todas las capitales por los pobres palestinos sitiados en Gaza, que es -se dice- un "campo de concentración israelí". Lo que no se dice es que si esas fueran las motivaciones israelíes, más sencillo hubiera sido seguir ocupando militarmente Gaza. Lo que no se dice es que la mayoría de esos palestinos viven del trabajo que encuentran en Israel, porque en su territorio, sus enriquecidos correligionarios nunca se propusieron instalar hoteles para turismo o establecimientos que dieran trabajo, expectativas de mejora, creando así -a la vez- el clima de la paz. Merleau Ponty escribió hace años que la capacidad de violencia revolucionaria está en función inversa de lo que se tenga para perder; quien tiene algo, trata de no arriesgarlo, mientras que a quien nada posee todo le da lo mismo. Lo que no se dice es que la mayoría de esos palestinos quiso encontrar un camino pacífico votando una tendencia moderada para su gobierno, pero el Presidente Mahmud Abbas fue acosado y prácticamente depuesto por la mayoría circunstancial del movimiento Hamas, quien parte de la base de exigir la desaparición de Israel.

Se habla de excesos. De respuestas desproporcionadas. La verdad es que la guerra siempre es un exceso, siempre es una barbaridad, en el estricto sentido de la palabra. ¿Qué es, entonces, una respuesta proporcionada? ¿Tirar 3 mil misiles hacia el otro lado con una eficacia mayor y allí sí matar indiscriminadamente? ¿Cuántos muertos hay que esperar para justificar una reacción?

Todo esto quienes primero lo saben son los Estados árabes responsables. Lo tiene claro Egipto, que cierra a cal y canto su frontera con Gaza. Lo tienen bien asumido Jordanía y Arabia Saudita, acusados de complicidad o cobardía por los movimientos radicales, que también operan en contra de su institucionalidad, pretendiendo desplazarlos hacia el sendero ciego del fanatismo y la violencia.

En el fondo, digámoslo con todas las letras, lo sabemos todos. Pero hay quienes creen que sólo se puede posar de "izquierda" si se está contra Israel, porque es el aliado de los EE.UU. en el difícil equilibrio de esa región; que sólo se puede invocar humanismo clamando por una paz que justamente han quebrado quienes aparecen como víctimas circunstanciales de una tormenta que ellos mismos desataron para justificar su propio radicalismo.

Todos los esfuerzos por la paz, naturalmente, son bienvenidos. Pero ninguno tiene el menor sentido si no es sobre la base de que Hamas deponga su objetivo de la desaparición de Israel. Quien de buena fe actúe, primero que intente arrancarle algún compromiso a quienes cierran toda hipótesis de diálogo. ¿Qué diálogo puede haber si una de las partes proclama la desaparición de la otra?

En el fondo, la generalidad reconoce, aunque no lo diga, que esta es la misma guerra de hace 60 años, cuando en 1948 las Naciones Unidas crearon dos Estados, uno judío y otro árabe, que entonces no fue aceptado por quienes decían defender la causa palestina. Si en aquel momento, se hubiera creado este Estado, ¡cuánta sangre se habría ahorrado! La circunstancia de fondo permanece: quienes sustentan la desaparición de Israel, al punto de que cuando algún movimiento cambia su parecer para una línea constructiva, de inmediato es jaqueado por otro radical que le aparece a su costado. Así viene ocurriendo desde la OLP y Arafat, que nació como terrorista y murió como dialoguista. Mientras no se cambien los textos en las escuelas y las prédicas en los templos, sembrando el odio contra el pueblo judío, siempre aparecerá alguien más fanático para continuar este largo conflicto, que ha provocado ocho guerras convencionales y por lo menos dos Intifadas.

Por cierto, los muertos duelen, sean de quien sean. Por supuesto, el ejército israelí, como todos los ejércitos en combate, seguramente comete excesos. Pero no un genocidio, como se afirma con trivialidad, porque si esta fuera la idea es obvio que no habría quinientos muertos ni se harían las sacrificadas operaciones de infantería que se realizan. Bastarían las bombas y los misiles. Los muertos duelen, sí. Pero también la hipocresía de lo "políticamente correcto", la dualidad de quienes no quieren ir al fondo mismo de la cuestión que es el fanatismo, la xenofobia, el antisemitismo, el totalitarismo, el sometimiento de la mujer, el odio proclamado y difundido desde la tierna infancia de quienes -se proclama- nacen para servir a la gloria de Alá en el más allá.

Si te regalaran 3.200 invernaderos...




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¿Qué harías si un día te regalaran 3.200 invernaderos en pleno funcionamiento, con un total de 3,5 millones de m² cultivados? ¿Los destruirías????

Podrías producir frutas, verduras, plantas y flores...
Podrías alimentar a tu familia, a tu ciudad y a tu país…
Podrías vender tu producción en el mercado interno, ahorrar, desarrollarte...
Podrías exportar al mundo, reinvertir, crecer.

O... también… podrías destruirlo todo...

En agosto de 2005, en vísperas de la retirada israelí de Gaza, un consorcio de filántropos encabezados por James Wolfensohn, el entonces presidente del Banco Mundial, se movilizó para comprar por 14 millones de dólares los invernaderos pertenecientes a los colonos israelíes. Se trataba de 3.200 invernaderos de última generación y equipados con la más alta tecnología, que producían para el mercado interno e Israel, y exportaban hortalizas, frutas exóticas y flores tempraneras a Europa con un elevado valor agregado.

Muchos miles de palestinos traían a casa su sustento con holgura y honorabilidad. La idea de los donantes - todos judíos de EEUU - era entregar esos 3,5 millones de m² de invernaderos a los palestinos, en un gesto de reconciliación y esperanza de cara a un futuro mejor.

Inmediatamente luego de que Israel se retirara de la Franja de Gaza hasta el límite internacional, hordas de palestinos enardecidos azuzados por Hamás saquearon y destruyeron los invernaderos, llevándose mangueras de riego, bombas de agua y fundas plásticas de protección, hasta reducirlos a escombros.

La Autoridad Nacional Palestina no pudo evitar el vandalismo y la destrucción de la fuente de vida de miles de personas, en otro duro golpe a los esfuerzos por construir la Franja de Gaza y brindarle un horizonte de desarrollo y prosperidad.

Los invernaderos donados a los palestinos, cuyas fotografías antes y después veíamos arriba, son otra demostración de la bancarrota y la pobreza en que Hamás sumió, con intención y para su propio provecho, a la población civil de la Franja de Gaza.

Es hora de que los palestinos se liberen de Hamás.

Gaza en números





















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¿Qué significa "desproporcionada"? Entrevista al Filósofo André Glucksmann

¿Qué significa "desproporcionada"?Entrevista al Filósofo André Glucksmann*

¿Cuál es la proporción justa que hay que respetar para que Israel cuente con unas opiniones favorables? ¿Que el Ejército israelí no utilice su superioridad técnica y se limite a emplear las mismas armas que Hamás, es decir, la guerra de los imprecisos misiles Grad, las piedras, la estrategia de los atentados suicidas a discreción, las bombas humanas y la selección deliberada de las poblaciones civiles como objetivos? O, mejor aún, ¿convendría que Israel espere pacientemente a que Hamás, gracias a Irán y Siria, "equilibre" su potencia de fuego?
Ante un conflicto, la opinión se divide entre los incondicionales, que ya han decidido quién tiene y quién no tiene razón, y los circunspectos, que consideran ésta o aquella acción como oportuna o inoportuna en función de las circunstancias, sin perjuicio de mantener cierta reserva hasta estar más informados.

El enfrentamiento en Gaza, por sangriento y terrible que sea, deja asomar, sin embargo, una luz de esperanza que las imágenes dramáticas muchas veces ocultan. Por primera vez en el conflicto de Oriente Próximo, el fanatismo de los incondicionales parece minoritario. El debate entre los israelíes (¿es el momento?, ¿hasta dónde?, ¿hasta cuándo?) se desarrolla como es habitual en una democracia. Lo sorprendente es que hay un debate similar a micrófono abierto entre los palestinos y sus partidarios, hasta el punto de que, incluso después de que comenzaran las operaciones israelíes de castigo, Mahmud Abbas, jefe de la Autoridad Palestina, tuvo el valor de achacar a Hamás la responsabilidad inicial del sufrimiento de la población civil en Gaza, por haber roto la tregua.

Por desgracia, las reacciones de la opinión pública mundial -medios de comunicación, diplomáticos, autoridades morales y políticas- parecen ir con retraso respecto a la evolución de los directamente afectados.

Es obligatorio destacar la palabra que triunfa y cimienta un tercer tipo de incondicionalidad, que condena urbi et orbi la actuación de Jerusalén por considerarla "desproporcionada". A las imágenes de Gaza bajo las bombas se añade, por consenso universal e inmediato, el subtítulo de que Israel actúa de manera desproporcionada. A veces, los reportajes y comentarios añaden palabras como "matanzas" y "guerra total". Afortunadamente, hasta ahora se ha evitado el vocablo "genocidio". ¿Será tal vez que el recuerdo del "genocidio de Yenín" (60 muertos), repetido machaconamente y después olvidado, paraliza el exceso de excesos? No obstante, la avalancha de opiniones se rige por la condena incondicional, a priori, de la desmesura judía.

Consultemos el primer diccionario a mano: desproporcionado es lo que está fuera de proporción, bien porque la proporción no existe, bien porque se ha roto, se ha transgredido. Esta segunda acepción es la que se utiliza para fustigar las represalias israelíes, que se consideran excesivas, incongruentes, discordantes, que superan los límites y las normas. El sobrentendido es quizá que existe un estado normal en el conflicto entre Israel y Hamás y que el belicismo de Tsahal (el Ejército israelí) lo desequilibra, como si el conflicto no fuera -como todo conflicto serio- desproporcionado desde su propio origen.

¿Cuál es la proporción justa que hay que respetar para que Israel cuente con unas opiniones favorables? ¿Que el Ejército israelí no utilice su superioridad técnica y se limite a emplear las mismas armas que Hamás, es decir, la guerra de los imprecisos misiles Grad, las piedras, la estrategia de los atentados suicidas a discreción, las bombas humanas y la selección deliberada de las poblaciones civiles como objetivos? O, mejor aún, ¿convendría que Israel espere pacientemente a que Hamás, gracias a Irán y Siria, "equilibre" su potencia de fuego?

A no ser que se trate de equilibrar no sólo los medios militares, sino los fines que se persiguen. Ya que Hamás -en contra de la Autoridad Palestina- se obstina en no reconocer el derecho de existir del Estado judío y sueña con la aniquilación de sus ciudadanos, ¿querríamos que Israel imite ese radicalismo y proceda a una gigantesca limpieza étnica? ¿De verdad queremos que Israel refleje "de forma proporcional" los deseos exterminadores de Hamás?

Cuando ahondamos en los sobrentendidos del reproche biempensante sobre la "reacción desproporcionada", descubrimos que Pascal tiene razón y que "quien quiere pasar por ángel, se vuelve una bestia". Todos los conflictos, ya estén latentes o en ebullición, son por naturaleza "desproporcionados". Si los adversarios llegaran a un acuerdo sobre el uso de sus medios y los fines que reivindican, dejarían de ser adversarios. Donde hay un conflicto, hay una falta de entendimiento, por lo que cada bando se esfuerza en utilizar sus ventajas y explotar las debilidades del contrario. Tsahal no renuncia a ello y "se aprovecha" de su superioridad técnica para escoger sus objetivos. Y Hamás tampoco, porque utiliza a la población de Gaza como escudos humanos sin tener en cuenta los escrúpulos morales ni las obligaciones diplomáticas de su adversario.

Para trabajar a favor de la paz en Oriente Próximo, es necesario huir de las tentaciones de la incondicionalidad, que persiguen no sólo a los fanáticos dispuestos a todo, sino también a las almas angélicas que sueñan con una sacrosanta "proporción" que equilibre de manera providencial los conflictos asesinos.

En Oriente Próximo, no se lucha sólo para hacer respetar unas reglas del juego, sino para establecerlas. Está bien debatir libremente sobre la oportunidad de ésta o aquella iniciativa militar o diplomática, pero sin considerar que el problema está resuelto de antemano por la mano invisible de la buena conciencia mundial. Querer sobrevivir no es desproporcionado.

André Glucksmann es filósofo francés. Traducción de María Luisa Rodríguez Tapia.
elpais.com

La situación en Medio Oriente bien explicada...

REACCIONES CUANDO UNA MOSCA CAE EN LA TAZA DE CAFE:

1. El italiano tira la taza al suelo, grita a todos y se va lleno de rabia a tomarse un café en otra parte.

2. El francés saca la mosca con dos dedos y se toma el café.

3. El chino se come la mosca y tira el café.

4. El ruso se toma el café con la mosca, si no hay cargo extra por la mosca.

5. El israeli­ le vende el café al frances, la mosca al chino, se compra una nueva taza de café y con el balance, inventa y desarrolla un aparato para evitar que las moscas caigan en los cafés.

6. El palestino mira su taza, le echa la culpa al judío por la mosca en su café, protesta a las Naciones Unidas por el acto de agresión israeli­, toma un préstamo de la Unión Europea para comprarse otro café, usa ese dinero para comprar explosivos y revienta la cafetería donde el italiano, el francés, el chino y el ruso tratan de convencer al israeli­, de que él tiene la obligación moral de darle su nueva taza de café al palestino.

Carta del Arquitecto Aharon Erlich - recibida por e-mail

Todos aquellos que durante los casi 8 años en los que la población civil del sur de Israel sufrió de continuos ataques con misiles Kassam desde La Franja de Gaza no abrieron para nada la boca y ahora, cuando después de un sin fin de advertencias, Israel reacciona y sale a defenderse, les pido que ahora... se callen la boca.
Todos aquellos que seguramente no tienen claro que hace 3 años que Israel se retiró de La Franja de Gaza, sacando de la misma hasta el último de sus soldados y desmantelando todos los poblados de la región, para lograr una completa desconexión entre la Franja de Gaza y el Estado de Israel, con mucho dolor para muchos de nuestros hermanos, pero desgraciadamente en lugar de dedicarse a construir un Estado, se dedicaron a la destrucción y el terror originado en Gaza nos persiguió y nos persigue sin justificativo alguno, hasta el otro lado de la frontera y nadie abrió la boca ante las continuas agresiones que hemos sufrido y son muchos los que se apuran a condenar a Israel cuando su paciencia no puede más, es mejor que ahora... se callen la boca.

Todos aquellos que no abrieron la boca para nada, mientras la población civil de Israel de los alrededores de la Franja de Gaza recibían y continúan recibiendo una interminable lluvia de misiles Kassam, morteros, cohetes Grad, Katiushas y otras porquerías, sería conveniente que lean las declaraciones del Sábado, del Ministro de Relaciones Exteriores egicio, Ajmed Abu El-Rish, quien dijo: "Les dijimos (a los dirigentes de Hamas) que cesen los disparos continuos de misiles, ya que Israel iba a concretar sus amenazas de reaccionar y ellos no quisieron escucharnos, por eso la responsabilidad recae sobre ellos..." Y después de una opinión tan certera, sería mejor que ahora... se callen la boca.

Todos aquellos que no abrieron la boca para nada durante los 6 meses que duró la supuesta "tahadía" o tregua entre Hamas e Israel, a la que se llegó por mediación de los egipcios, que finalizó hace unos pocos días, sin que nunca haya comenzado de hecho, ya que los palestinos no cesaron de disparar, si bien tratando de crear una sensación de "tranquilidad aparente" y a pesar de las continuas advertencias de Israel, no hicieron nada para que la situación no llegue a un extremo tal que Israel no tenga más remedio que reaccionar para defender a su población civil y todos esos que ahora se apuran en criticarnos por eso, sería mejor que ahora... se callen la boca.

Todos aquellos que irremediablemente critican a Israel cuando sale a defenderse por su reacción desproporcionada, probablemente pretenderán que Israel debería devolver misil por misil, a cada uno de los más de 3.800 que fueron disparados sobre su territorio y sobre su población civil. ¿Esa sería una respuesta proporcional? ¿O tal vez en vez de atacar los objetivos de Hamas, cuarteles, depósitos, campamentos, debería hacerlo sobre la población civil en general, sin distinción alguna, como lo hacen los terroristas de Hamas? Y si no pueden entender que Israel se defiende y se defenderá cada vez que sea agredida, lo más contundentemente posible, cuando después de aguantar y aguantar, se vea obligada a reaccionar, sería mejor que ahora... se callen la boca.

Todos aquellos que ven solamente una cara de la moneda, solamente cuando Israel sale a defenderse y entonces se apuran en gritar y patalear acusádonos de agresores, sería conveniente que repasen las declaraciones de un ilustre visitante que tuvimos en Sderot, meses atrás, quien dijo: "Si mi casa fuese atacada y en la misma se encontrasen mis dos hijas, yo no escatimaría esfuerzos en tratar de defenderlas y abatir al agresor...". El visitante, fue el entonces Senador Barak Obama, Presidente electo de los Estados Unidos. Y después de leer una declaración tan clara y precisa, sería mejor que ahora... se callen la boca.

Todos aquellos que no entienden que estamos inmersos en una verdadera Guerra, contra el Fundamentalismo Islámico que proviene de Iran y que se abate sobre nosotros por medio del Hizbalah en el Líbano y el Hamas o la Yihad Islámica en la Franja de Gaza, o los que tratan de no darse cuenta de la verdadera realidad en la que Israel se ha convertido en un verdadero bastión ante las fuerzas retrógradas que quieren extenderse por el mundo todo, sería mejor que ahora... se callen la boca.

Todos aquellos que no pueden entender que por sobre todo queremos tranquilidad, paz y el fin de la violencia entre ambos pueblos, pero son nuestros enemigos quienes aseguran que no quieren reconocer a nuestro Estado y que el objetivo que persiguen es la destrucción de la "entidad sionista", como ellos nos llaman peyorativamente.

Todos aquellos que no llegan a entender que lamentamos, que nos duele cada una de nuestras víctimas y que no nos alegramos ni festejamos por las víctimas que sufren nuestros enemigos, pues por sobre todo queremos "vivir en paz" y no "morir heroicamente", a todos les pedimos que ahora... se callen la boca.

...Y si quieren decir algo, que se lo vayan a decir en la cara a los líderes del Hamas, que son los verdaderos responsables en haber desencadenado esta nueva ola de violencia en la región y si no se animan a hacerlo, por lo menos ahora... que se callen la boca! ! !
Link.

Carta al Mundo - recibida por e-mail, autor desconocido

Entiendo que estés molesto con nosotros los judíos, y sobre todo desde que tenemos nuestro propio Estado, Israel. Y más aún, entiendo que puedas estar enojado y hasta furioso. No es nada nuevo, porque es claro que cada tanto pareces perturbado y molesto por nosotros los judíos, estemos donde estemos y hagamos lo que hagamos. Hoy te molesta la represión de los palestinos, aunque sea para buscar o castigar a terroristas. Antes, por la destrucción del reactor nuclear del tirano y genocida Sadam Hussein en Bagdad, también te sentiste molesto por nuestra victoria en la Guerra de Yom Kipur. Todos fueron ataques de defensa, tú lo sabes bien, Israel es tan pequeño que no puede darse el lujo de perder una sola guerra, sería la última, sería su fin.

Pero por algún motivo que desconozco, igual que tantas veces antes, te sentiste molesto. Aparentemente, los triunfos y la vida de los judíos te molestan enormemente. Como ya te comenté mucho antes de la existencia del Estado de Israel, el pueblo judío te ha molestado.

Y podemos ir hacia atrás en un largo camino histórico de perturbaciones. Citar sólo algunos pocos para no cansarte demasiado. Molestamos a los señores feudales del medioevo, que nos acusaban de ser los causantes de todas las pestes y calamidades que asolaban a sus pobres súbditos (que ellos mismo causaron).

Y molestamos a los cruzados, que en su camino para liberar Tierra Santa estaban tan disgustados con los judíos que asesinaron a cuantos pudieron en su Santo Camino.Ya en el siglo XV molestamos a los Reyes de España, que nos mataron por millares y nos obligaban a convertirnos a la fe "verdadera" so pena de hoguera; no contentos con eso nos expulsaron de todo su territorio, y eso que estábamos allá mucho antes que ellos.

Por siglos perturbamos a la Iglesia Católica de Roma, que hizo lo posible para eliminarnos a través de la Santa Inquisición.Nos acusaba de ritos barbaros, y con acusaciones varias, como la de ser el pueblo deicida.

También molestamos a Martin Lutero, quien en su llamado para quemar las Sinagogas con los judíos adentro, mostró un admirable espíritu de misericordia cristiana.Molestamos a todos los gobernantes de Europa, que nos acusaban de ser los causantes de todos los motivos, cada vez que se producía una crisis social o económica, y así fue durante siglos, a pesar de los progresos económicos en los que nosotros influenciamos.

Nosotros molestamos al pueblo alemán, que eligió por mayoría a Hitler y al pueblo austríaco que celebró su entrada en Viena. También molestábamos a las naciones Eslavas, a Polonia, a Hungría, etc., ya que todos ellos nos entregaron a los verdugos nazis para ser llevados a las cámaras de gas como si no fuéramos sus ciudadanos.Antes de esto nosotros molestábamos a los Zares de Rusia y a los Cosacos, que masacraron miles de judíos entre 1648-49, algunos cuantos antes y algunos cuantos después. También conseguimos molestar a Stalin, ya que en sus purgas y en sus Gulags se deshizo de varios miles de nosotros, con los más variados argumentos. Y en función de sentirnos molestos por molestarte, querido MUNDO es que decidimos dejarte (es una manera de decir) y establecer un Estado Judío.

La razón es que al vivir en diferentes latitudes y países, sentimos que te irritamos y perturbábamos, aún cuando algunos abandonaban nuestra cultura y nuestras tradiciones asimilándose a las de la mayoría, seguíamos irritándote. Los judíos que se convertían a la "fe verdadera", antes y después del decreto de expulsión de 1492, los conversos, no dejaron de ser objeto de discriminación, maltrato, ataques, y asesinatos.

También las cámaras de gas estaban llenas de alemanes que se creían libres de su judeidad, y se enteraban de lo contrario mientras les llevaban como a ganado en los trenes que avanzaban a los campos de exterminio.

Los países aliados, a pesar que los aviones podían, bombardeaban con precisión puentes y cuarteles enemigos, ignoraron la existencia de los campos de concentración y los hornos crematorios...

Por todo eso decidimos volver a construir un Estado en el mismo sitio donde la mayoría fuimos expulsados hace 1900 años por el Imperio Romano al cual aparentemente también molestábamos.

Mientras tanto te hemos dado hombres y mujeres extraordinarios, filósofos, artistas, científicos. Muchos de ellos, con sus investigaciones o con sus trabajos marcaron un antes y un después en sus materias y asuntos, ya sabes... ; B. Spinosa, Maimonides, Heine, F. Kafka, G. Mahler, Schoemberg, W. Benjamin, Proust, A. Einstein, S. Einsestein, S. Freud, A. Modigliani, C. Marx, Sabin, C. Milstein, J. Gershwin, C. Levi-Strauss, N. Mailer, A. Arent, Fleming etc. etc. (PERDON , SI ME OLVIDO DE TODOS LOS SABIOS QUE APORTARON TANTO A LA HUMANIDAD), y siendo apenas algo así como el 0,02% de tu población te hemos dado mas del 20 % de los premiados con el Premio Nobel.

Cuando la guerra Civil Española, para luchar contra el fascismo y la tiranía, acudieron 40.000 brigadistas de todo el mundo, 7.000 de ellos eran judíos, una proporción realmente llamativa.

Aparentemente, querido MUNDO, tú eres muy difícil de complacer.Después de haber pasado por múltiples persecuciones y matanzas, por la Inquisición, los Pogroms, el Holocausto y habiendo decidido vivir en nuestro pequeño Estado... (apenas mas grande que la provincia de Madrid, la provincia de Tucumán o que el Estado de Nueva Jersey) parece que seguimos molestándote.

Tú estás molesto por nuestra acción contra los palestinos... y hasta les disculpas sus terribles asesinatos con hombres bomba o que sacrifiquen a sus pobres niños colocándolos en las líneas de fuego.

Nunca antes te habías mostrado indulgente ni tan interesado por la suerte de nadie como por la de ellos, aún cuando los islamistas de Sudan hayan matado a más de 800.000 personas en el proceso de islamización de ese país, o cuando los habitantes de Timor Este eran atacados. O cuando los franceses masacraban a la resistencia en Argelia. O por los niños de Sierra Leona que mueren matando todos los días. O por los cientos de miles de victimas en Camboya. A tí, mundo, no te interesa que no tengan Estados propios los cachemiros, los tamiles, los corsos, los kurdos, los neocaledonios, los ibos, los aymaras, los saharauis, los sioux, los gitanos (y hay otros más).De los cientos de naciones sin Estado, sólo los palestinos han despertado tu solidaridad incondicional . ¿Dónde estaban manifestándose tus ciudadanos por la situación del pueblo tibetano? ¿Cuántas manifestaciones hubo por lo que pasó en la Plaza de Tiananmen? ¿Y por los de Cashemir? ¿Dónde estaba toda esta gente? Nadie mueve un dedo por los miles de pueblos sin Estado en todo el mundo. Pueblos que son y fueron aniquilados, asesinados, como el pueblo kurdo o los armenios. Tú en esos casos casi no dices nada.

Pero los palestinos te interesan ahora, porque cuando Jordania mató a miles de ellos y fueron expulsados al Líbano, tampoco dijiste gran cosa (y esta es historia nueva) (el septiembre negro).

Y cuando Kuwait expulso a cien mil palestinos de su país, nadie dijo nada. ¿Por qué esta solidaridad con el pueblo palestino cuando se enfrenta a Israel?

Nunca TU, querido MUNDO, has estado tan solidario como con los palestinos, aún cuando estaba dirigido por un terrorista corrupto reconocido, que dirigió una de las administraciones mas corruptas, capaz de desviar para causas distintas y para cuentas particulares, los fondos con que TU le ayudas generosamente.

¿Por qué, querido MUNDO, te inventas masacres donde hubo combates, como en Jenin?, y tus prestigiosos intelectuales comparan el genocidio de millones de personas indefensas y ciudadanos pacíficos de pleno derecho, el Holocausto, con enfrentamientos en un levantamiento armado que en dos años ha causado mas de 1.000 victimas israelíes. Has aceptado una comparación de lo incomparable.

Apenas dices nada cuando revientan en Argentina la embajada de Israel, o la sede de la AMIA (Asociación Mutual Israelita Argentina) con mas de cien victimas, o cuando en Francia destrozan sinagogas, agreden a colegiales o profanan los cementerios judíos. (*) O cuando explotan la sinagoga de Tunez o cuando en un hotel de Netania vuelan por los aires medio centenar de personas en una de nuestras celebraciones mas queridas.O cuando destrozan a escolares y amas de casa en los autobuses y mercados populares de Israel.

Tú estás muy enojado porque no renunciamos a las tierras ganadas en 1967, a las que accedimos venciendo con nuestra sangre a la agresión de todo el mundo árabe. Moscú, Washington, Europa, los árabes moderados y los árabes radicales, todos molestos con nuestra victoria.

Bueno, querido MUNDO, ponte por un momento en la piel de un judío corriente de Israel y dime como te sentirías.

Entre 1920-29 no existía ese problema de los territorios ocupados de 1967 que impidieran la paz entre judíos y árabes, no había Estado Judío para molestar a nadie, no obstante lo cual, estos mismos palestinos asesinaron a cientos de judíos en Jerusalem, Jaffa, Safed y Hebron, localidad en la que en un solo día fueron asesinados 67 judíos en 1929.

¿Acaso pudo haberse debido su furia por la "agresión israelí" de 1967? ¿Y por que 510 judíos, hombres, mujeres y niños fueron asesinados en disturbios provocados por los árabes entre 1936-39? ¿Fue porque los árabes se sintieron molestos por lo de 1967? ¿Imposible, no?

Y cuando tú, MUNDO, propusiste un plan de partición en 1947, que hubiera dado lugar a dos Estados limítrofes, uno Árabe y otro Judío, los Árabes respondieron con un rotundo ¡no!, fueron a la guerra y mataron 6.000 judíos porque preveían los acontecimientos de 1967?

¿De paso MUNDO, por qué no se escucha tu queja, tu molestia en aquel momento? Los pobres palestinos, que nunca hasta la creación del Estado de Israel se habían identificado como tales, que nunca pretendieron tener un Estado hasta esa fecha, son los mismos que hoy matan judíos con explosivos, son parte del mismo pueblo que incita a arrojarnos al mar.

El mismo odio, la misma falsedad, el mismo grito:' ¡itbaj-el-iahud!' (¡Masacrar a los judíos!) que oímos hoy, fueron escuchados entonces. El mismo pueblo, el mismo sueño: destruir Israel. Querido MUNDO, tú estuviste pasivo, no dijiste nada, permaneciste a la espera, en 1948, cuando siete países lanzaron una guerra que la Liga Árabe (formada por países gobernados por sanguinarios dictadores) orgullosa y creída de su posible victoria comparo con las masacres mongólicas.Tú estuviste a la espera, sin decir nada cuando Nasser, en 1967 salvajemente insto al mundo árabe a arrojarnos al mar.

Te seguimos molestando, querido MUNDO todas aquellas persecuciones, vejaciones y matanzas, todo aquel viejo antisemitismo, toma hoy la forma de antisionismo, subyace la misma judeofobia de siempre. Tú, querido MUNDO, estarás encogido de hombros o tal vez a la espera, cuando mañana Israel enfrente su posible extinción otra vez.

Pero no lo dudes, haremos todo lo posible para permanecer vivos en nuestra propia tierra, haciendo lo que haga falta para ello. Si ésto te molesta, MUNDO, piensa cuantas veces en el pasado tú nos has molestado y perturbado.

De cualquier manera, MUNDO, si te molestamos, aquí en Israel hay un judío al que no le importa.

(*) 1919 SEMANA TRÁGICA EN ARGENTINA: Pogrom, parecido al de Kisheniev en Rusia (1903) donde mataron y masacraron judios, con participación de policias y parapoliciales, destinado siempre a distraer la atención de los desastres y malas politicas del pais, transformando al judio en "chivo expiatorio" de todos los errores gubernamentales. ¿Porque no protestaste ante estas matanzas de civiles inocentes?
2008- INDIA: Muerte a civiles judios dentro de una sinagoga. ¿Donde estabas que no saliste a protestar ??

La guerra y la paz en Medio Oriente

La siguiente nota salió en el diario El litoral de la ciudad de Santa Fe, Argentina.
Fecha: martes, 30 de diciembre de 2008
Por Rogelio Alaniz

Hace ocho años que desde la Franja de Gaza se bombardea a ciudades y pueblos del sur de Israel. En algún momento se firmó una tregua, frágil, inestable, pero tregua al fin. No sé por qué motivos los terroristas de Hamas consideraron que el acuerdo de paz incluía arrojar un determinado número de explosivos por día. Ninguna de las organizaciones pacifistas del mundo dijo demasiado sobre el tema. El silencio de algunas se justifica porque consideran que Hamas es un movimiento de liberación y que la violencia en manos del pueblo no es violencia, es justicia. Otras callan porque estiman que -como dijera Amos Oz- Hamas es una banda de bellacos a la que no se le puede exigir los compromisos que les corresponden a los Estados.

Planteadas así las cosas, Israel está obligada a soportar el bombardeo periódico desde Gaza, pero si en algún momento -sobre todo cuando las cuotas de bombas permitidas empieza a excederse- decide responder como corresponde, el mundo de las organizaciones pacifistas se rasga las vestiduras y derrama lágrimas ardientes por la tragedia del pueblo palestino.

Ocurre que los bellacos de Hamas pretenden disfrutar de todos los beneficios de un Estado y no hacerse cargo de ninguno de los compromisos que significa asumir la estatidad. Controlan una población de un millón y medio de habitantes, mantienen el monopolio de la violencia sobre el territorio, militarizan a la población civil, pero cuando la Nación a la que agreden les responde como se merecen, reclaman que el mundo sea solidario con ellos.

Es más, los ataques de Hamas a Israel están dirigidos a la población civil; los ataques de Israel procuran golpear a los terroristas y a sus bases materiales. Es lo que hicieron ahora. La gran herida al orgullo militarista de Hamas es que el noventa por ciento de los objetivos atacados fueron militares. Los muertos y heridos en su inmensa mayoría fueron terroristas. Para la propaganda victimizadora de Hamas ésta es la peor noticia que pueden recibir. La derrota militar y política fue tan grande que Abbas desde Cisjordania les reprochó haber roto la tregua deliberadamente.

Desde Egipto -sobre todo cuando se enteraron de los túneles que armó Hamas para comunicarse ilegalmente con ese territorio-, los criticaron con términos muy duros y les reprocharon -esto es importante- oponerse a que la población civil sea asistida. El dato merece mencionarse: para Hamas es decisivo presentar a la población civil -a la misma que usan de escudo- como víctima, de modo que la tontería y la mala fe antisemita que pulula por Occidente se sensibilice con la supuesta tragedia de un pueblo.

La Franja de Gaza es un pequeño territorio en el que se apretujan más de un millón y medio de palestinos. Empobrecidos, ignorantes, resentidos, adoctrinados en el odio desde siempre, soportan con resignación y mansedumbre ser usados por terroristas profesionales cuyo oficio exclusivo es rezar y matar. En la Franja de Gaza, las órdenes de Hamas no se discuten, se acatan o se acatan. Quien no las admite es acusado de traidor y ejecutado en el acto.

Hace unos años, desalojaron del poder a sus paisanos de Al Fatah y declararon la guerra santa a Israel. En todas sus declaraciones y anuncios, Hamas ha sostenido que su objetivo es destruir a Israel y arrojar los judíos al mar. Esa meta está fuera de toda discusión. Golda Meier, con su estoico humor judío les dijo más o menos lo siguiente: "Entiendo que nos quieran borrar del mapa, pero, ¿realmente pretenden que cooperemos con ustedes para lograr ese objetivo?".

Algunos dirigentes de Hamas pueden admitir en determinado contexto alguna negociación, pero como dijera su líder máximo, la negociación y la guerra para nosotros no son una contradicción, son parte del mismo objetivo, negociamos y guerreamos. Como le gustaba decir a un dirigente argentino: "Los que quieran entender que entiendan...".

En Israel, la guerra y la paz son temas abiertos al permanente debate. La izquierda israelí, los sectores moderados y pacifistas, sus burgueses que viven muy bien y quieren disfrutar en paz de sus riquezas, sus intelectuales cada día más críticos, suelen en más de un caso, ser muy mordaces con sus dirigentes. Hace unos días, ese excelente escritor que es Amos Oz publicó una nota en los diarios advirtiendo sobre los riesgos de una invasión israelí a la Franja de Gaza. Particularmente, indicaba sobre la campaña internacional en la que a Israel se lo presentaría como el Estado agresor y a los terroristas como víctimas. Conceptos parecidos expresó el político e historiador Shlomo Ben Ami.

En el viaje que hice a Israel a principios de este año, tuve la oportunidad de conversar con amigos santafesinos que viven allí. Todos, por lo menos su gran mayoría, bregan por la paz, entienden que el futuro de Israel debe ser la paz y se lamentan por la ceguera y el fanatismo de los dirigentes palestinos que condenan a su pueblo a la guerra y a la muerte. Me lo decía un amigo en Tel Aviv: "Quiero la paz con los árabes, pero si me quieren matar a mí o a mi familia me voy a defender. ¿Está mal eso?".

Escuchaba esas reflexiones y recordaba la entrevista que Oriana Fallaci le hiciera a Golda Meier, y la respuesta de la entonces primera ministra sobre la cuestión de la guerra: "No nos gustan las guerras, ni cuando las ganamos. No nos regocijamos por las guerras. Nos regocijamos cuando desarrollamos un nuevo tipo de algodón o cuando en Israel florecen las fresas".

Esa retórica no la he escuchado en los labios de los dirigentes de Hamas. Esos debates, esas miradas críticas sobre la realidad política interna de Israel, esas polémicas sobre lo que corresponde hacer y cómo hacerlo es lo que califica a Israel como la gran Nación democrática de Medio Oriente. Su aparente debilidad es su fortaleza y, por sobre todas las cosas, es el síntoma más elocuente de que la causa que defienden es justa o, por lo menos es más justa que la que sostienen los terroristas de Hamas con su fanatismo islámico, su instinto de muerte, su adhesión incondicional a la teocracia de Irán y la dictadura Siria.

Para Israel, no es sencillo tomar la decisión de marchar a la guerra. Una gran Nación, pluralista, democrática y pujante tiene mucho para perder con la guerra. Vuelvo a citarla a Golda Meier: "Un líder que no duda antes de enviar a su Nación a la guerra no es apto para serlo". Esos escrúpulos no los tiene Hamas, pero lo que no se le puede negar a un Estado, el único Estado en el mundo cuya existencia está amenazada por varias potencias, es el derecho a defenderse.

La paz es un gran objetivo, pero a la paz hay que merecerla. Hamas no quiere la paz y muchos palestinos suponen que es más digno el paraíso de Alá que la vida. Ésa es la verdad y ésa es la tragedia de Medio Oriente. Puede que alguna vez esta realidad cambie, pero ello ocurrirá cuando -al decir de doña Golda- "los palestinos amen a sus hijos más de lo que nos odian a nosotros".

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Sderot, ciudad israelí, cerca de Gaza, recibe desde hace ocho años una lluvia de cohetes palestinos. En esta ciudad, correr para salvar la vida es una rutina. Vean este video.

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